jueves, 18 de agosto de 2011

Nueva temporada

Después de varios meses con el blog abandonado, me toca recuperarlo. No sé si va a ser algo excepcional o seguiré escribiendo, aunque supongo que la primera opción es la correcta.

Las circunstancias y el objetivo que dieron lugar al nacimiento del blog han cambiado. Ya no soy el español que llega de nuevas al país y que va contando las aventuras que le van surgiendo y el choque entre sus coordenadas vitales y las del entorno que le rodea. Lo que sí podría seguir manteniendo es el toque rebelde e inconformista, que voluntariamente mantuve porque responde simplemente a mi forma de ser; y tenía muy claro que si quería que mi relato fuese creíble no podía esconder ni lo que me pasa ni lo que siento en el día a día.

Ahora que estoy casado, mis experiencias no son sólo mías, sino compartidas con mi esposa, que desde hace unos meses vive conmigo en Argel. Soy plenamente consciente de que si siguiera aplicando el mismo alarde de sinceridad y transparencia de antaño, el día menos pensado acaba con nuestro matrimonio. Ya me hizo cambiar algún texto de los últimos meses, aunque conseguí salvar casi sin cambios las publicaciones del blog privado. Antes había recibido muchas y variadas presiones para que dejara de escribir. Las más mezquinas, las de una mala persona, ruin y miserable como nunca antes había visto en mi vida, que en la actualidad vive en tierras persas, que creyó que por su calidad de superiora en el trabajo podía decidir a su antojo sobre mi vida y mis actos. En su paranoia, llegó a llamarme por teléfono un día, que yo estaba de baja médica, para decirme que en mi oficina estaban todos llorando de angustia porque con mis comentarios del blog les había puesto a todos en peligro de muerte. En otra ocasión me llamó a su despacho para decirme que tenía prohibido volver a escribir en el blog, pero que me autorizaba a escribir sobre la fauna y la flora local, que es algo muy instructivo. Para cualquiera que me conozca, no hay como tratar de hacerme comulgar con ruedas de molino para llevarse el chasco del siglo, así que todos los tiros le salieron por la culata. Creo que sólo consiguió que le diera parcialmente la razón cuando me prohibió escribir sobre ella, porque le respondí que no tenía intención de nombrar en el blog a quien no quisiera aparecer en él, aunque le recordé que estaba en mi derecho de hacerlo y ella en el de acudir a los tribunales si se sentía molesta.

Pese a que este blog ya no será lo mismo, la insistencia de determinadas personas que, a fuerza de leerme diariamente establecieron conmigo un lazo afectivo que aún perdura, además de la sensación de que el blog abandonado pudiera dar al nuevo lector la impresión equivocada de que ya no vivo en Argelia, me ha animado a dejar algún que otro post. Pero que nadie espere en esta nueva fase un relato de mi vida diaria.