domingo, 31 de mayo de 2009

A vosotros. A ustedes.

He mirado as estadísticas de acceso al blog de lso últimso dos meses. Y me alegra saber que los accesos que se realzian desde España multiplican por diez a los que tiene como origen Argelia. Yo no creé este blog paar entretenimiento d ela comunidad española en Argel, sino para mantener contacto con mis amigos. Tengo amigos en Argelia, caad vez más, obviamente, de modo que em encanta que el blog también sirva de vehículo para recordar desde mi estilo de redacción anécdotas vividas juntas. Pero ser motivo de análisis, de críticas, escuchar un "cuidado con ese que luego lo cuenta en su blog" es muy molesto y cuando se ha hecho me ha dolido mucho.

Últimamente los accesos al blog desde Argentina y México suelen superar a los de Argelia, porque escribir en el blog me ha ayudado a hacer nuevos y maravillosos amigos repartidos por el mundo. Lo de "a ustedes" va precisamente para quienes leen el blog desde países como Colombia, Venezuela, Perú, Chile, Ecuador, República Dominicana,... Son varios diariamente en cada uno de estos países que nombro, pero también en otros.

Desde hace unas semanas he dejado de escribir un post diario y procuro espaciar mis comentarios. Por eso, este mes de mayo es el que cuenta con un menor número de artículos desde que empecé a escribir, hace casi años y medio. Aún así, hay muchos amigos que entran todos los días con la esperanza de encontrar algo nuevo y a veces pienso que debería volver a dejar algo cada día, para seguir alegrándoles la mañana. No sé, es posible que vuelva a hacerlo.

viernes, 29 de mayo de 2009

El aceitunero

La vida está muy achuchada. No es que me afecte mucho al bolsillo la crisis, porque trabajo para la administración pública, una empresa que nunca quiebra, aunque a cambio te trata peor que cualquier otra y no valora tu esfuerzo.

Y como en mi oficina lo más interesante que hago cada día es el café de las mañanas (allá quien manda con su conciencia por no saber utilizar los medios humanos que han puesto a su disposición), nada mejor que ir buscando alternativas en sectores parecidos.

De momento estoy haciendo mis pinitos en la venta de aceitunas.

Las fotos han sido tomadas en un puesto de encurtidos de la Casbah de Argel. Y, como puede verse, no se me da mal del todo.

martes, 26 de mayo de 2009

Un ours mal leché (un maleducado)

En los bajos del edificio en el que vivo hay un supermercado de un tamaño aceptable, como los primeros "súper" que aparecieron en España. Cuando llegué en noviembre pasado con mi mudanza tuve ya una discusión con quienes llevan la tienda, porque insistían en que liberara el lugar en el que el estafador de la mudanza había dejado mis cosas. Lo conté en noviembre pasado, cuando sucedió. Una historia terrible que si alguien no recuerda puede volver a leer pulsando sobre este link. Posteriomente me han dado varias muestras de falta de educación, aunque he intentado mantener una buena relación... Bueno, he de confesar que una vez yo también perdí los nervios a cuenta del aparcamiento.

Ayer fui a comprar un refresco y lo escogí de la vitrina refrigerada. Es un mueble bastante común, con puertas de cristal que se cierran automáticamente. Al llegar a la caja a pagar, el encargado estaba sentado en una silla y me soltó una parrafada en árabe. Me sorprendió. Sabe quién soy y que no hablo árabe. Ante mi extrañeza repitió la frase, de la que sólo entendí que hablaba de cerrar una puerta. Me temí que estaba ante otro de mis habituales despistes y continué en francés:

- Lo siento, no entiendo. ¿La puerta de mi casa? ¿La he dejado abierta? Voy a subir ahora...
- La puerta de la nevera. Que no la golpee con violencia.
- No la he golpeado, cierra sola.
- Sí, la ha golpeado.
- No, mire, venga conmigo. Verá. Si es automática.

Me acerqué de nuevo a esa sección de la tienda. Le mostré cómo había abierto, extraído la botella y dejado que la puerta se cerrara sola.

- No la puede dejar, tiene que sujetarla para que se cierre suavemente.
- Pero si va suave.
- Usted no está en Francia; está en Argelia y tiene que respetar las normas argelinas. En Francia se cierra sola, pero aquí soy yo el que decide.
- Pero se cierra sola, yo no la he golpeado.
- En Argelia se sujeta con la mano. Esto no es Francia ni Italia. ¿No conoce als leyes de Argelia?
- Escuche. Si no le gusta como cierra, regúlelo. Y si no sabe, contrate a un francés. Quizás tampoco sabe arreglar puertas, pero sabrá enseñarle normas de cortesía, porque seguro que en educación está mucho mejor que usted.

Creo que voy a comprar pocas veces más en esa tienda.

sábado, 23 de mayo de 2009

Panda de guarros

Llevo ya unos cuantos meses sin ascensor. Una "gracia" cuando, como yo, se vive en un octavo piso.

Curiosamente, mi portal es de los que mejor funcionan de la ciudad. Se ha constituido una asociación cultural llamada "de defensa del inmueble" que hace las veces de lo que para nosotros sería una comunidad de copropietarios. No es que funcione demasiado bien, pero hace cosillas.

Hace un mes, aproximadamente, los encargados de la gestión de la asociación colocaron unos carteles anunciando que el ascensor se ha estropeado debido a un uso excesivo y que cuando todos os vecinos hayan pagado la parte que les corresponde de la reparación se iniciarán las obras.

Este proceder puede resultar extraño a la vista de un occidental, pero es muy apropiado e argelia. Hay gente que jamás paga colabora ni económicfa ni cívicamente con los bienes comunes. Algo tan sumamente cutre como aprovechar a la noche para sustituir uan bombilla fundida del hogar por otra que funcione de la escalera es moneda de uso común. El resultado es que muchas escaleras carecen de más luz eléctrica que lal que lucen sobre las puertas de los vecinos que han colocado una lámpara conectada a su vivienda. Muchos ascensores llevan años y años sin funcionar y conozco un caso en el que alguien se ha aprovechado de la situacion para construirse un "duplex"... ¡dentro del hueco del ascensor!

No tengo ni idea del tiempo que aún continuaré subiendo mis ocho pisos a pie. debería dar las gracias a los vecinos que no pagan, por permitirme este ejercicio físico diario que me mantiene medianamente en forma; pero creo que puede más en el fiel d ela balanza la repugnancia que em da una escalera que en sus tramos más bajo está muchas veces llena de inmundicia.

Es una pena que esta gente siga ayudando a que el cliché de "magrebí=incívico" se mantenga en pie por el mundo.

viernes, 22 de mayo de 2009

El camión de la basura

Ya he contado alguna vez cómo es el camión de la basura que recoge los desechos urbanos de mi calle: un camión abierto en el que lso empleados de servicio de recogida van colocando con mimo (y gran tranquilidad) las bolsas de basura a modo de sacos terreros para construir una barrera que soporte la posterior colocación casi vertical de los desechos. Una verdadera obra de ingeniería (aquí, a las obras de ingeniería les llaman "obras de arte", dicho sea de paso) que el pobre automovilista debe contemplar con paciencia, porque puede pasarse más de media hora detrás del camión, sin posibilidad de adelantarlo, dado lo estrecho de la calle (aquí debería escribir eso de "angosta calle", porque realmente lo es).

Generalmente el servicio de recogida actúa de noche, cuando apenas hay tráfico, pero ya lo he sufrido un par de veces a plena luz del día. La última este miércoles, que me supuso media hora de plantón y a pleno sol, en un día en el que ya por la mañana el termómetro marcaba 32 grados a la sombra. Y gracias a eso (no al calor, sino a que el camión trabaje a deshoras) he podido tomar dos instantáneas diferentes: una de día, cuando el camión acababa de iniciar su trabajo, y otra de noche cuando ya contaba con una hermosa cantidad de basura.

La del día, desde el interior de mi coche, es ésta:
En otro momento anterior había fotografiado al camión con luz nocturna:

Acabo contando una anecdota, aunque no sé si ya la escribí en otra ocasión.

Cuando llegué a Argel, hace casi dos años, me encontré el primer día en una calle del barrio de El Biar, casi enfrente de la residencia de la madre del presidente Buteflika, con un par de operarios junto a un poste de la luz que llevaban un mono verde de trabajo con la inscripción NET-COM en la espalda. Lo primero que pensé es que con ese nombre se trataba de los empleados de una empresa de tecnología puntera, que estaría colocando fibra óptica en el barrio. Pero al dñia siguiente descubrí al realidad: NET-COM significa "nettoyage communal", limpieza municipal y es la empresa que recoge las basuras de la ciudad de Argel. Y, visto lo del camión, mucha tecnología punta no es que utilicen.

jueves, 21 de mayo de 2009

Extranjero a la parrilla

Estaba el martes por la noche en la terraza de unos amigos, celebrando el fin de curso de alguno de ellos, cuando empezamos a darnos cuenta de que llegaba una corriente de aire muy cálida. Daba la sensación de estar situado junto a la salida de un aparato de aire acondicionado, o de cualquier otra máquina que desprende calor. Y, sin embargo, se trataba de que el viento había virado al sur y nos estaba llegando desde el desierto.

No es habitual el viento sur en Argel, pero cuando sopla es difícil encontrar un lugar en el que refugiarse. Llevamos así dos días y la temperatura no baja de los 30 grados ni por la noche. Como consuelo, que en Adrar, en el sur, se esparan este miércoles una hermosos 45 grados a la sombra.

Y, hablando de sombra, la prensa local sí que ha recogido este miércoles, incluso en primera página, la información sobre los trece argelinos detenidos ayer en Bilbao.

miércoles, 20 de mayo de 2009

El huevón

No consigo encontrar el pendrive (aquí lo llaman flash disque) en el que escribí algunos comentarios para publicar aquí. Da una pereza tremenda comenzar de nuevo; pero lo hago con lo que llamé "el huevón". No voy a contar aquí la historia de algún argelino muy vago, que se pase el día sin hacer nada. De esos hay muchos, francamente. Mi huevón es de verdad: un huevo muy grande.

Una de las ventajas que tenemos los que vivimos aqui es el poder acceder a unos "lujos" que en circunstancias normales están fuera de nuestro alcance. Me refiero a ir a comerse una mariscada o acudir a un fitness center en un hotel de cinco estrellas, pongamos por caso. Son cosas que en mi vida diaria, yo, al menos, no me podría permitir.

Contra lo que pueda parecer, esas son cosas que a mí no me motivan demasiado. Me gusta, sin embargo, descubrir las diferencias culturales y sociales y vivirlas con el espíritu de un explorador. Y en lugar de comprarme langostinos para comer, que pienso sinceramente que los encontraria mucho mejores en cualquier marisquería de un pueblo de Galicia, me gasto a veces cantidades excesivas en consumir otros productos mucho más originales.

El otro día fui al mercado a por mis artículso originales. Y me paré en una pequeña tienda de Bir Mourad Raïs que casi siempre me depara alguna sorpresa. Ví que tenía como fruta mis "manzaperas", de las que ya hablé en otra ocasión (para recordarlo pulsar aquí), y entré. Suele vender huevos de gallina de corral, que tienen un gusto francamente bueno. Y cuando estaba a punto de comprarlos ví que al lado había una cesta con unos huevos mucho más grandes.

Pregunté si eran de pata. Y no, eran huevos de pava. Total, una "p" o una "t" no cambiaban la originalidad del producto, así que compré dos. No recuerdo el precio exacto, pero me parecieron carísimos. Por cuatro manzaperas, kilo y medio de fresas y dos huevos pagué quince euros.

Los huevos me los comí fritos, en aceite de oliva. Y en dos días diferentes, proque de intentarlo en una misma jornada se me habria disparado el colesterol, entre otras cosas. Como tenía a mano la cámara de fotos, inmortalicé el momento, con un huevo que rebasaba el tamaño de la sartén.

Tengo que decir que la sartén es pequeña, especial para freir simplemente un huevo... de gallina. Pero sirve para hacerse una idea del tamaño, como una taza. Claro que en Argelia venden unos pavos bastante grandes, de modo que las pavas ponedoras serán de la misma talla.

El gusto era exquisito, por cierto.

martes, 19 de mayo de 2009

El misterio del túnel

Vivo muy cerca del túnel de las Facultades, llamado Tunnel des Facs. Es una construcción francesa posterior a la II Guerra Mundial, aprovechando algunas entradas ya existentes al peñasco sobre el que se construyó la Universidad Central de Argel. Unos años más tarde, en 1952, se abrió al tráfico rodado en la forma que se conoce actualmente.

Los que hayan pasado por él habrán observado junto a la salida que da a la plaza Audin unos raros armatostes, uno en cada acera, los que se ven en la siguiente fotografía.
No sé si alguien se habrá fijado bien y acercado a comprobar para que sirven. Yo lo he hecho y me he encontrado con que son cuatro elementos situados allí en su momento por Sonelgaz para explicar las figuras de constelaciones celestes que se reflejan en el techo de la bóveda del túnel.

Una buena idea, que por no incluir un presupuesto de mantenimiento de los dos elementos allí expuestos ha acabado en el capítulo de despilfarros. Porque cuando escribí estas líneas, a finales de marzo, sólo quedaban dos de ellos. Los situados en la entrada del túnel que da a Air Algérie. Ahora, en mayo, ya sólo queda uno.

lunes, 18 de mayo de 2009

La Pizziria

Cuando escribir en el blog se convierte casi en una obligación, lo mejor es contar con fotos que hablen por sí mismas. Así que hoy cuelgo la de la "pizziria".
Y que conste que en España conozco varias "carnecerías". Además, y es cierto, en árabe sólo existen tres vocales.

domingo, 17 de mayo de 2009

La puerta

Todavía no entiendo lo que pasaba por mi mente cuando hace unos días califiqué como “anécdota divertida” lo que me ocurrió al llegar a mi casa desde el aeropuerto, cargado de un peso considerable de equipaje. Pensé además en contarlo al día siguiente, pero la actualidad me superó. De todas formas, ahora que ya la historia se ha cerrado resulta más interesante, salvo para los amantes de las novelas por entregas.

Primero tengo que poner al lector en situación. Para ello nada mejor que un poco de historia.

Entre 1991 y 1996 Argelia vivió una guerra civil. Fue un período al que los argelinos se refieren muchas veces como “los años negros”. Se enfrentaron el Estado y la insurgencia islamista con una extrema virulencia. Y, como ocurre en las guerras civiles, fue la ocasión para ajustes cuentas y denuncias entre vecinos.

En el mundo rural no sé sabía quién mataba a quién. A un pueblo podían llegar unos elementos vestidos a la forma de los integristas islámicos y llamar a las puertas de las casa. Podían ser policías disfrazados a la manera de afgana, que acusaban a los moradores de ayudar a los fundamentalistas por abrir la puerta. Podían ser integristas de verdad, pertenecientes a alguno de los grupos de la región, el AIS o el GIA principalmente, que acudían a buscar nuevos adeptos, o a llevarse mujeres para acostarse con ellas. Fuera quien fuera, cuando llamaban a la puerta de madrugada era sinónimo de desgracia para la familia.

En Argel se vivió bajo el toque de queda. A partir del anochecer no se podía circular por las calles y se escuchaban continuas ráfagas de ametralladora. Los integristas solían buscar casas en las que esconderse. Y tantos unos como otros, progubernamentales y proislámicos, aprovechaban la impunidad de la noche para buscar a sus víctimas en sus domicilios. Ante esto, la mayoría de la población optó por colocar una puerta previa acorazada a la entrada de su casa. Solía ser, y lo sigue siendo, una puerta metálica de gran grosor enclaustrada en el marco de la puerta de entrada, con varias cerraduras selladas con soldadura.

El resultado es efectivo, pero estéticamente horroroso, porque además no se disimula su carácter de puerta metálica, como la de un garaje. Y tras el fin de la guerra civil no se ha suprimido esta puerta previa, de manera que muchas viviendas cuentan con una puerta doble de entrada.

La vivienda en la que vivo es una de esas casas con doble coraza. Yo sólo cierro con llave la exterior, la metálica, porque si un ladrón es capaz de abrirla ya nada le impedirá destrozar de una patada la segunda, de modo que además de costarme la pérdida de lo que me robe tendré que pagar el arreglo de dos puertas. De esta forma me libro además de llevar conmigo cinco llaves, me basta con las dos de las puertas acorazada.

Como casi todo el mundo habrá adivinado, la mujer de la limpieza, al comprobar que yo no estaba, decidió cerrarlo todo. Y cuando llegué a mi casa me encontré en un octavo piso con el ascensor estropeado, con cincuenta kilos de equipaje y sin poder entrar en mi casa.

Estuve llamándole por teléfono a la mujer de la limpieza repetidamente, sin que me contestara. Es algo muy habitual en Argelia, no contestar al teléfono cuando no se quiere, tanto como llamarle treinta veces a la persona con la que se quiere comunicar. Pero, como yo no tengo esa paciencia, le envié un mensaje al móvil de la más sugerente: “Estoy en Argel. Le necesito urgentemente”. Entonces me llamó, le expliqué lo que me sucedía y me respondió que lo sentía mucho, que “estaba desolada”. Le pedí que se acercara a mi casa en el medio más rápido que encontrara y me dispuse a esperarle en mi rellano de la escalera.

El tiempo transcurría, mientras leía la prensa, comía pipas y hablaba por teléfono con un amigo y con el propietario de mi casa. Este último resultó providencial, porque cuando le conté lo que me sucedía y que había recogido en el buzón una convocatoria judicial a su nombre, me dijo que iba a su casa, fuera de Argel, y luego venía a la mía. Intrigado por la tardanza de la mujer de la limpieza, le llamé de nuevo para saber por dónde estaba. Para mi sorpresa me responde con un ruido de televisión de fondo, evidentemente de su hogar. Y me explica que vive muy lejos y que llegar a mi casa le lleva más de una hora, porque hay pocos autobuses. Yo estaba indignado, ¿pensaba dejarme en la calle hasta el día en el que le toca venir a limpiar a mi casa? Le grité que tomara el transporte más rápido que encontrara y que se presentara en mi casa con las llaves. El caso es que el propietario llegó una media hora más tarde y me dijo que a su vez había quedado con la mujer de la limpieza en que él ya se estaba acercando. No sé cuando hay de cierto, por los lazos afectivos (vamos a dejarlo ahí…) de mi sexagenario casero con la veintiañera limpiadora, que me proporcionó él.

Cuando el jueves siguiente llegó la mujer de la limpieza, le dije que me dejara las llaves de la puerta interior en casa, que nunca más la quiero ver cerrada. De todas formas, su nivel de comprensión es bastante bajo, porque me ha costado meses que entendiera (y no es una broma) que la alfombra del salón no me la tiene que colocar torcida y mirando hacia La Meca, que no la uso para rezar. Y todavía no ha entendido el uso de guantes diferentes para limpiar el baño, el empleo de la aspiradora o que tiene que recoger los cubiertos. Cuando a la tarde llegué a mi casa no me había dejado las llaves en la mesa, pero sí la puerta abierta… de par en par.

sábado, 16 de mayo de 2009

Del Sacromonte a Argel

Dentro de unas jornadas culturales europeas, ayer tuvo lugar en Argel la actuación que representaba a España. Se trataba de un tablao flamenco del Sacromonte granadino, titulado “Gitanos del Sacromonte”.

Es ésta una de esas cosas a las que jamás iría si estoy en Bilbao. No me gusta nada el flamenco, como tampoco me gustan los toros, ni me identifico en absoluto con esa España de pandereta. Creo que es un gravísimo error de nuestras autoridades culturales seguir difundiendo por el mundo esa imagen de España de mantilla y peineta. Es sin duda lo más cercano a la cultura argelina, lo que más tirón popular puede tener en Argelia, pero cuando se destina dinero público creo que debe hacerse para difundir otra imagen de España, menos conocida pero que se siente discriminada, hasta el punto de que en comunidades con lengua propia son muchas las personas que no se identifican con el mismo concepto de España.

Me he adentrado en cuestiones políticas, en las que nunca hay verdades absolutas y todo es opinable. Debería volver a la actuación de ayer, pero poco puedo decir en el aspecto técnico de algo que no me gusta. Para mí el flamenco es música mal cantada y mal bailada. Los artistas no lo estaban viviendo ni pusieron toda el alma sobre el escenario, como hacen siempre. Al público no le dio tiempo a vibrar con ellos, que dieron por finalizada la actuación de manera sorprendente cuando llevaban poco más de media hora.

Lo peor fue la organización. La presencia de público fue muy superior al aforo del local y veinte minutos antes de la hora de comienzo unas trescientas personas se arremolinaban alrededor de los dos únicos accesos establecidos. Los agentes locales de seguridad se limitaban a interceptar el paso, pero no despejaban la zona, de modo que quienes acudían con invitación se veían incluso imposibilitados de acercarse hasta la entrada. En esas circunstancias me encontré también yo. Y cuando, junto a varios diplomáticos conseguimos superar esta primera barrera, que poco después fue rota por la masa que se agolpaba detrás, nos cerraron las puertas acristaladas de acceso a la sala. Nadie daba la cara en el interior y sólo una persona, supongo que del Ministerio de Cultura de Argelia, se acercó a la parte interior de la puerta y donde un Embajador extranjero estaba repitiendo cuál era su estatus y que estaba especialmente invitado al acto, pegó un cartel que decía “completo”. Sin explicaciones, sin educación.

Cuando gracias a la policía conseguimos que abrieran la puerta y entrar, pudimos comprobar que quedaban muy pocos asientos libres, pero que podían haber accedido al local fácilmente un centenar de personas más, sentadas en las escalinatas de los pasillos.

A la salida me encontré con varios alumnos de español del Instituto Cervantes, indignados porque no se les había permitido entrar pese a llevar invitaciones.

jueves, 14 de mayo de 2009

No pudo ser

No ha podido ser, hemos perdido el partido de la final de la Copa del Rey. El Barcelona ha sido mejor y es el justo vencedor. Siempre queda especular sobre lo que hubiera podido ser si aquel balón no toca ligeramente en Amorebieta para convertirse en el empate azulgrana que anulaba el buen comienzo de partido del Athletic. No soy técnico y además he visto el partido a través de Al Jazira y con comentarios en árabe, pero creo que el centro del campo del Barça, con un Xavi impresionante, se merendó a los pobres leones, que rara vez consiguieron hacer circular el balón y mover al equipo contrario.

Ha habido varios detalles que bien podrían dar lugar a algún post en este blog, como el impacto de una lata de bebidas, lanzada desde las gradas, contra un jugador. La reacción del público ha sido ejemplar, acusando al delincuente hasta que ha sido detenido por la policía. Siempre habrá quien quiera darle una lectura política (los vascos colaborando con la policía y luego aplaudiéndole), aunque mi lectura era en clave interna argelina, de la diferencia entre una sociedad civilizada, en la que el delincuente se enfrenta al rechazo de la colectividad, y otra que no me atrevo a calificar, en la que se cuenta con la anuencia de la masa.

En ese saber estar, saber comportarse, creo que nos vamos de la final con la cabeza muy alta y con la sensación de haber mostrado un señorío del que nos sentimos muy orgullosos. También dentro del terreno de juego, porque mientras los jugadores del Athletic se limitaban al final del partido a saludar al público desde el centro, sin dar una vuelta al mismo que está reservada a los vencedores, muchos jugadores del Barcelona corrían a colocarse una camiseta con el número 25 (el de títulos de Copa que acumulan) y el texto en catalán “rey de copas”, sabiendo que así es como se le llama al Athletic. No sé a qué venía eso, cuando nadie les discute ninguno de sus títulos. Y cuando sabemos que, por lógica, en los próximos años sumarán más que el Athletic. Viendo correr a Messi hacia el banquillo para ponerse esa camiseta pensaba que en algo sí que se parece tristemente a Maradona: uno no supo ser un señor en la derrota hace 25 años, el otro no supo ayer ser señor en la victoria. Aunque para despreciable, sin duda, el gesto de un centrocampista africano que dedicó un corte de mangas al público tras la victoria. Y no me refiero a Eto'o, que sí fue un caballero.

Acabo con dos avisos. Primero, que los comentarios que se refieren al Athletic como "el Bilbao" no los publico, porque molestan, aunque no se escriban con esa intención. Segundo, que esta vez publico el texto tal y como lo acabé de escribir de madrugada, sin más corrección que estos dos avisos.

miércoles, 13 de mayo de 2009

A por ellos

Hoy es el día. Hoy jugamos al final de Copa.

Lo estoy viviendo desde Argel, porque al final me resultó imposible conseguir las entradas para estar presente en Valencia. La realidad es que lo he intentado casi todo para vivirlo más cerca. He estado valorando hasta última hora la posibilidad de viajar a Bilbao y vivirlo desde alguna de las pantallas gigantes que se han instalado pro la ciudad. Sé que es algo que se escapa al entendimiento de los de fuera de Bilbao, pero es así. Además de los muchos miles de seguidores que están ya animando las calles de Valencia, el campo de fútbol de San Mamés estará lleno para seguir el partido desde el video marcador, lo mismo que el pabellón de deportes de La Casilla, donde habitualmente juega sus partidos el equipo local de baloncesto, el Iurbentia Bilbao Basket. Hay pantallas gigantes en las principales plazas de la ciudad y en los pueblos cercanos, con actuaciones musicales y fiestas populares para pasar la tarde hasta el momento del partido. Las emisoras locales de radio retransmiten desde primera hora de la mañana una programación especial (que en algún caso se puede seguir por Internet). En fin, una locura.

He intentado cerrar un local de Argel para la retransmisión del parido, pero es que nadie me ha garantizado que se vaya a ver. No tenía ninguna intención de verlo rodeado de argelinos, que cuando se trata de fútbol se muestran en muchos casos de lo más gamberro y encima seguidores del Barcelona. Así que no sé, a estas horas, si lo podré ver.

Con todos esos problemillas tan tontos, me ha dado un bajón. He sentido como casi nunca la distancia y la soledad. Ni siquiera me he acercado a Beluizdad a comprarme el equipamiento rojo y blanco. Y no he escrito en el blog durante varios días.

No sé si ganaremos; es difícil, el equipo contrario es abrumadoramente superior y la única esperanza pasa por la fuerza de los cientos de miles de personas que estamos detrás. Pero que conste que si no salimos victoriosos el mundo se perderá una manifestación de alegría colectiva como pocas veces se habrán visto.

¡Aupa Athletic!

sábado, 9 de mayo de 2009

Tenis en Argelia

Una de las actividades de ocio que se pueden desarrollar en Argelia es jugar al tenis. Hasta hace unos meses viví muy cerca del Club de Tenis de Ben Aknoun y el ambiente que se respira en él es bastante agradable. Además, no hay una excesiva demanda porque no son muy aficionados los argelinos a tener que estar corriendo detrás de la pelota. El día que se pueda jugar al tenis apoyado en la pared igual cambia la situación, pero de momento la realidad es que acudir a un club de tenis es encontrarse con gente mucho más activa y abierta. Y, lógicamente, un porcentaje de extranjeros en general y compatriotas en particular superior al normal.

El tenis profesional casi no existe en Argelia. Se conoce a los jugadores de otros países, porque los argelinos son en general buenos conocedores del deporte. El favorito para mucha gente es Federer, aunque a nivel mediático es Rafa Nadal el que más vende. Su imagen está tan presente para anunciar ropa deportiva, coches o relojes como puede estarlo en España. Como tenistas locales yo sólo sé de dos. Bueno, casi de uno y medio.

El medio es un tenista que se llama Chala y que lleva un tiempo tratando de entrar en el circuito profesional, pero el pobre no consigue ganar ni un partido. Que yo sepa, este año sólo ha ganado uno, en la Copa Davis contra Irlanda. Pero su anterior victoria se remontaba a octubre pasado en un torneo francés. Se ganó un premio de unos 400 euros, cantidad con la que em temo que no habrá podido sobrevivir desde entonces. Y si a sus 24 años no consigue hacerlo mejor, la verdad es que tiene muy difícil vivir de esto.

El otro tenista profesional argelino sí es bueno. Se llama Lamine Ouahab y vive entrena en Barcelona a las órdenes de Martín Vilar. Los fanáticos del tenis quizás lo recuerden por su partido contra Robredo en los Juegos Olímpicos de Atenas. Se puede cntar como anécdota que se hizo profesional el año 2002, que su primer torneo fuera de Argelia fue aquel año en Vigo y que el tenista que le derrotó fue un jovencito de 16 años llamado Rafael Nadal, que acabó ganando el torneo. Tuvo Ouahab un comienzo de año 2009 fenomenal, clasificándose para jugar el Open de Australia y ganando luego dos torneos seguidos en Marruecos. Esta semana ha participado en un torneo de la ATP en Munich. Tuvo que jugar una fase previa de clasificación, en la que quedó eliminado (antes le venció a un español, Fernando Vicente), pero la lesión del favorito del torneo, el chileno Fernando González, le ha permitido clasificarse como "lucky loser", el mejor de los eliminados al que se invita a última hora para suplir una ausencia. Aún así, no ha tenido mucha suerte y ha caído eliminado a las primeras de cambio.

Así es el tenis profesional argelino; sirva de respuesta a quien me lo preguntaba. Pero creo que lo más interesante es saber que quien se venga a trabajar a Argelia puede meter en su maleta la raqueta de tenis y acercarse a un club de tenis (Bordj el Kiffan, Sidi Fredj, La Corne d'Or, Ben Aknoun, 5 Juillet,...) para hacer amigos y empezar a jugar.

viernes, 8 de mayo de 2009

El nene cumple un añito

El 14 de abril del año pasado recibí un correo electrónico de un chico para mí desconocido que em decía que quería chatear a través de messenger para hacerme algunas preguntas. Le expliqué que no tenía acceso al messenger y que me contara lo que quisiera por correo electrónico. Al día siguiente me explico que era un joven vasco de 23 años al que habían ofrecido venir a trabajar a Argel; que había aceptado porque ya tenía expiencia previa en Turquía; pero que era ahora cuando s epreguntaba pro la seguridad y por las posibilidades de ocio.

En los días siguientes estuvimos intercambiándonos correos. Y le llamé por teléfono para que sintiera una mayor cercanía, que supiera que en Argel iba a encontrarse con una colonia de compatriotas que en los momentos difíciles se convertiría en su familia.

Me hizo mucha gracia que a todo lo que yo le iba contando su respuesta era "sí, me imagino; como en Turquía". Y pensaba yo que nos daríamos todos con un canto en los dientes si la vida en Argelia presentara las mismas dificultades que en Turquía.

Este chaval, de nombre Rafa, vino finalmente a Argel hace ahora un año. Nos conocemos de una manera muy curiosa, porque nos citamos en el gimnasio del Hotel El Djazair, adonde yo había acudido a hacer gimnasia. No resulta muy educado recibir a un desconocido desprovisto de ropas, pero cuando Rafa llegó yo estaba en la sauna, de modo que la presentación fue de lo menos convencional que pueda uno imaginar.

Como se trata de un joven bastante espabilado, enseguida fue percibiendo las diferencias entre lo que él esperaba encontrar y la realidad del país. Y a fecha de hoy, que cumple un año en Argelia, se ha convertido en todo un experto y parte integrante de la colonia "de toda la vida".

Hace poco publicaron un reportaje en El Social, el periódico de su pueblo, Basauri, cerca de Bilbao, sobre su vida, obras y milagros en estas tierras tan cercanas geográficamente y tan lejanas culturalmente. Gracias a ese periódico y a esa sección "Basauritarras en el mundo" se ha convertido en un personaje popular no ya sólo en Argel, que lo era, sino también en su pueblo.

Escribo esto como pequeño homenaje a Rafa en su primer cumpleaños de juya. No sé si decir que sean muchos más, que más que un deseo puede resultar una maldición. Pero sí que deseo que pasemos muchas más horas y días juntos.

Gracias, Rafa, por tu amistad.

jueves, 7 de mayo de 2009

Cosas de allá

La mayoría de los lectores de este blog son vascos. ¿Razón? Yo también lo soy y escribo pensando fundamentalmente en mis amigos. Como la mayoría de ellos vive en Bilbao y alrededores, al final resulta que casi una cuarta parte de los accesos al blog tiene su origen en Euskadi.

Pese a lo anterior, normalmente escribo sobre Argel, sobre Argelia. Y no sobre mi tierra. Voy a hacer una pequeña excepción para hablar de fútbol y de política.

Estos días se está viviendo en Bilbao una verdadera fiebre futbolera. Muchos balcones están engalanados con banderas del Athletic, los escaparates lucen los colores rojiblancos, no hay conversación en la que no salga a relucir el club de nuestros amores y la mejor forma que tienen muchas empresas para sortear la crisis y fidelizar a su clientela es ofrecerle algo relacionado con el Athletic, desde un sorteo para una entrada que permita asistir a la final hasta algún detalle relacionado con el equipo. Todo vale en estos momentos.

Escribí en su momento, cuando ganamos (sí, en primera persona del plural, porque allí hemos ganado todos, no sólo los jugadores) la semifinal que, en caso de conquistar el título de Copa, el jueves 14 de mayo será festivo en Bilbao. Y no es una forma de hablar, sino algo absolutamente serio. Ójala haya oportunidad de comprobarlo.

La demanda de entradas en Bilbao ha sido brutal. Si no me equivoco, fueron 170.000 los vizcaínos que se inscribieron en el sorteo de la Diputación para repartir las pocas entradas que el Club les había entregado. Además de venderse y revenderse la totalidad de entradas puesta a la venta para acudir a Valencia, se han vendido todas las entradas para ver el partido en directo desde el campo de fútbol de San Mamés. En diferentes puntos de la ciudad se están instalando pantallas gigantes para poder seguir el partido desde la calle. Todo esto es algo que para alguien ajeno a Bilbao suena a fantasía, a ciencia ficción. Pero resulta real. Y los aficionados sueña con esa posibilidad de vencerle al Barcelona porque contra el mejor equipo del mundo no habrá simplemente once profesionales en el terreno de juego, sino once personas que saben que están ante los noventa minutos más importantes de toda su vida como deportistas, que si consiguen ganar serán para muchos cientos de miles de personas unos héroes de por vida, futbolistas para la leyenda.

Me hacía mucha ilusión asistir al partido, pero no va a poder ser. Intentaré verlo en Argel. Aún no sé cómo, porque en mi casa no tengo televisor. Tengo que enterarme de otros españoles que vayan a verlo juntos para hacerlo con ellos. Claro que igual no les hace mucha ilusión compartir el espacio con un león desenjaulado.

Cambiando a la política, son varias las personas que me han preguntado qué me parece el cambio en el Gobierno Vasco. Pienso que la alternancia en el gobierno es buena, que el hecho de que un mismo partido, el PNV, se haya mantenido en el poder durante más de treinta años no sólo genera ineficacia, sino carencias democráticas, amiguismo y acentuar algo que siempre ha ocurrido allí, que confundieran el ser vasco con el ser de su línea política. La sociedad vasca está repartida casi a medias entre nacionalistas y no nacionalistas. Hay una parte de la población que no se siente ni quiere ser española y otra que no desea que se marquen diferencias con el resto de España. La realidad es que un gobierno debe serlo de todos y hasta ahora no lo ha sido y además no lo ha pretendido ser. Por otro lado, el nuevo Lehendakari me parece una persona mucho menos capaz que el anterior, con graves lagunas formativas. Un ZP a la vasca. Sin embargo, me gusta más el equipo que ha elegido en las áreas política y social que en la económica. Euskadi pasaba por ser una de las regiones más ricas de España, con menor tasa de paro; y las ideas que han dejado entrever los nuevos responsables no me merecen ninguna confianza. Espero equivocarme.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Vaya martes

No puedo decir que el de ayer fuera un buen día. Estoy algo afectado y sé que es una de esas circunstancias en las que es mejor no escribir, porque acabo enfadando a alguien.

La jornada del martes comenzó torcida. Tenía intención de llegar pronto al trabajo, entrar a las ocho y media en lugar de a las nueve, para salir así antes y poder ir a visitar una feria. Puede sonar raro, que algo relacionado con mi trabajo, visitar ferias, tenga que hacerlo fuera del horario laboral, pero tiene su explicación. En mi trabajo resulta fundamental visitar empresas, conocer el tejido económico argelino, saber qué hace cada cual, cuáles son las necesidades, las oportunidades, las especificidades de cada sector. Y la mejor forma de visitar empresas es hacerlo durante las ferias, evitando desplazamientos, si bien es verdad que vivo con cien mil ojos abiertos para empaparme de cualquier circunstancia. A mí me gustaría hacer una nota sectorial tras cada una de esas ferias, pero lo que en mi oficina se pretende es un listado con direcciones, teclear el catálogo de la feria y las tarjetas de visita. Soy bastante lento en esa labor, que por otra parte puede hacer una auxiliar administrativa subcontratada al efecto con un sueldo de doscientos euros al mes. Pero dice el refrán que “donde no hay patrón no manda marinero” y no voy a ser yo quien reme en el sentido que más le gusta, que para eso existe la jerarquía. El resultado es que no se me encarga acudir a las ferias.

Explicado lo anterior, y no me gusta tratar aquí temas de trabajo, paso a lo ocurrido. Salí de casa media hora antes de lo habitual y me encontré con algo inhabitual: en el momento de incorporarme al tráfico de mi calle se me puso delante el camión de la basura. La recogida de desechos urbano se realiza siempre por la noche y resulta francamente engorroso encontrase con el camión en la calle, porque se para en cada portal para recoger las bolsas una a una y colocarlas en el camión. Como la calle es estrecha, se puede asistir a un espectáculo gratuito de algo más de una hora viendo como las bolsas son utilizadas igual que sacos terreros para construir una preciosa montaña en la plataforma del camión.

Por alguna razón que se me escapa, parte de la recogida no se había realizado durante la noche y tuve la mala suerte de asistir en primera persona al espectáculo, a la luz del día. El recorrido era más corto, pero tuve treinta y cinco minutos para desesperarme detrás del camión. Incluso le llamé a un compañero al que suelo recoger de camino, porque al final me presenté a trabajar a la misma hora, más o menos, que todos los días. El único premio fue una fotografía que pude tomar a plena luz del día y desde mi asiento de conductor del dichoso camión.

Por la tarde supe lo de Mario, que conté ayer. Esas cosas afectan. Primero, por el drama personal que hay detrás. Y me refiero fundamentalmente al de su esposa. Sólo unas horas antes del desgraciado ataque al corazón me había contado Verónica su proyecto de venirse a vivir a Argel. Luego está la sensación de riesgo adicional por estar en un país como éste. Cuando me preguntan cuál es el mejor lugar al que acudir en caso de enfermedad suelo responder que el aeropuerto, concretamente la puerta de embarque del primer vuelo para Europa. Y lo pienso así sinceramente.

A última hora de la tarde tenía que ir a visitar a un amigo argelino al que ayer operaban de hernia discal. Me estado anímico no rea el mejor para meterme en un hospital público argelino. Aún así lo hice. Todo kafkiano, pero ahora prefiero no recordarlo.

He acabado no contando lo que me encontré el otro día al llegar a mi casa de Argel.

martes, 5 de mayo de 2009

Mario

No sé por dónde empezar....

Hace unos días, el lunes 27 de abril, publiqué un comentario titulado "Ni un restaurante español". En él conté cómo el restaurante Zohri cuenta desde hace unas fechas con un nuevo jefe de cocina, Mario, con el que había quedado en conocernos un día.

Yo supe de Mario hace dos o tres meses, poco antes de que viniera a vivir a Argel. Estaba con su mujer, Verónica, en Valencia. Y le habían ofrecido este puesto de trabajo gracias a un curriculum vitae extraordinario. Me envió un e-mail diciéndome que había leído mi blog y que deseaba saber algo más. Lo que hice fue buscar por la red quién era esa persona que me escribía y así pude leer buena parte de su trayectoria profesional. Le contesté preguntándole directamente si los dos números de teléfono móvil que había localizado eran suys. Y le llamé. Quedamos en conocernos un día en Argel.

El día que supuestamente llegaba a Argel acudí al restaurante Zohri por si necesitaba algo, pero no estaba. Luego supe que finalmente había retrasado el viaje por unos días. Posteriormente no pude quedar con él; me habia sugerido que pasara por el restaurante, pero no quería que pensara que acudía para que me invitara a comer. Así que el pedí a Verónica el número de teléfono. Esto fue hace un par de semanas. Me lo dió y como coincidió con el día que me iba a la revisión médica en Bilbao, almacené el número para llamarle a mi regreso.

Estos días pasados le he llamado infinidad de veces. Pero siempre me encontraba con su teléfono apagado o fuera de cobertura. Así que me decidií a enviarle un nuevo SMS a Verónica para que fuera él quien me llamara.

He recibido un mensaje de Verónica. Me dice si no he leido otro mensaje anterior que em mandó. Y es que el pasado día 25 de abril Mario fue víctima de un ataque cardíaco que le costó la vida. ha sido enterrado en Venecia.

He tomado de la ficha de Verónica en Facebook la foto de Mario. No sé qué más puedo decir, qué puedo hacer.

Misma rutina, mismas sensaciones

Regresé hace unos días a Argel. La llegada al aeropuerto me sirvió para constatar que ya estamos en la estación del sol, la luz, el calor y el buen tiempo. Puede que aún salga algún día malo, pero lo suyo es pasarse a las camisas de manga corta y dejar los viajes al desierto para octubre.

También era el reencuentro con la cruda realidad. No hace falta ni bajarse del avión para percibirlo. Incluso antes de aterrizar empiezan a escucharse los pitidos de móviles que se encienden a escondidas, sin respetar las consignas de seguridad. Cuando el avión aún no está parado el pasillo se llena de viajeros que pretenden colarse de todos los demás y salir los primeros. El efecto, como con el tráfico de la ciudad, es un bloqueo en el que todos terminan perdiendo y pasándose diez minutos apretujados y de pie, saliendo en el mismo orden que si todos hubiesen esperado educadamente sentados en sus asientos. Mi primera discusión en Argelia suele ocurrir también en ese instante, porque suelo pedir asiento de pasillo y no me quito el cinturón de seguridad hasta que no se apaga la luz que indica que puedo hacerlo, para desesperación de mi compañero de fila que viaja en asiento de ventanilla y que insiste en querer juntarse con toda la masa apretujada en el pasillo. La segunda discusión suele ocurrir también en ese momento, cuando algún pasajero de esos que se aplastan entre sí me pone alguna de sus pesadísimas bolsas de equipaje de mano encima del cogote.

Esta vez no se produjo ninguna de esas discusiones. Mi compañero de fila esperó tranquilo, como yo, en su asiento. Y mi espacio vital fue mas menos respetado por los pasajeros que esperaron sus tradicionales diez minutos en el pasillo hasta que se inició el desembarque.

En el aeropuerto nos esperaban unas consignas específicas para los viajeros que hayan estado en contacto con la gripe porcina. Mientras que en Madrid-Barajas se vivía la paranoia de gente provista de mascarillas y guantes, como si eso sirviera de panacea contra el contagio de gripe, en Argel los pasajeros gastaban bromas sobre el consumo de carne de cerdo por parte de los viajeros no musulmanes. Y es que de verdad se creen que la gripe porcina se contagia por comer jamón o chorizo, no por contacto con alguien portador del virus. ¿Pensarán que la gripe común se contagia comiendo carne humana?

La sorpresa más divertida me esperaba al llegar a mi casa. Llegué con mucho equipaje, como siempre, aunque en esta ocasión me las vi y deseé en el aeropuerto de Barajas para no tener que pagar exceso de equipaje. Me las prometía muy felices con la norma de Iberia de dos bultos que no sobrepasen cada uno los 23 kilos, pero mis “2x21” suponían doce kilos de más sobre las normas de Air Algérie, que me querían hacer pagar. Lo solucioné “a la argelina”, montando el numerito de abrir maletas y pasar lo más pesado al equipaje de mano.

Una vez en Argel, no fue para mí una sorpresa que mi ascensor siga estropeado. Con calma subí todo hasta mi octava planta. Y allí me dispuso a entrar en mi apartamento. Pero Argelia tiene el don de que lo evidente a veces no lo es, que la lógica falla por donde menos se espera. Y ocurrió. Quizás lo cuente mañana.

lunes, 4 de mayo de 2009

Ni ADSL ni nada

Ha pasado ya tiempo desde que comenté mis problemas para hacer funcionar la línea ADSL en mi casa. Creo que, como no he vuelto a escribir sobre el asunto, hay quien da por supuesto que el problema debió solventarse hace ya meses.

Lo siento, pero no. Sigo sin acceso a Internet, sigo sin ascensor, sigo sin garaje, …sigo en Argelia.

domingo, 3 de mayo de 2009

A mis padres

Ya sé que hay gente que lee este blog y que no me conoce, que lo hace por su interés en conocer un poco mejor cómo transcurre al vida en Argelia para un expatriado, de forma no muy diferente a como podría hacerlo en otros muchos lugares. Pero es mi blog y me gusta dedicar un espacio a mi gente, a quienes me rodean, a quienes quiero, a quienes he conocido en Argelia o gracias a la confianza que hemos alcanzado a partir del toque intimista de este blog.

No quiero perder ese lado íntimo. Resulta difícil sabiendo que Internet no tiene fronteras, y que del intimismo al exhibicionismo sólo hay un pequeño paso. Procuro no darlo, aunque en ocasiones se me generan dudas al respecto.

Al escribir aquí que quiero dedicar este post a mis padres todo el mundo pensará que se debe al Día de la Madre, que en España se celebra el primer domingo de mayo. Por supuesto que le envío un beso a mi madre con ese motivo, pero mi dedicatoria es más profunda.

Hoy, 3 de mayo, hace 48 años que mis padres contrajeron matrimonio en la Iglesia de San Nicolás, en el Arenal de Bilbao. No sé si fue un día soleado y reluciente o llovió. Me lo habrán contado en alguna ocasión, pero no lo recuerdo. Sí he vivido con ellos muchos de los años siguientes y ha habido días de sol, días de tormenta. Pero siempre escampa y su amor sigue ahí.

Me cuesta mucho estar en Argel y sentir la distancia con mis seres queridos. Sólo Dios sabe cuánto me gustaría poder compartir con ellos esta jornada. Pero no puede ser.

El otro día, en Bilbao, aprovechando mi desplazamiento para varias consultas médicas, conseguí convencerles para salir a celebrarlo comiendo fuera de casa. Convencer a mi madre es fácil, pero hacer que mi padre venga de buena gana a un restaurante y que encima éste sea de comida exótica, oriental, tiene su mérito, que con escasa modestia me concedo. Allí les tomé esta fotografía.

No voy a manifestar que deseo que sigan viviendo juntos y felices otros 48 años. Es ley de vida que no será así, que la amargura de la muerte llamará probablemente a la puerta de mi familia mucho antes. Me conformo con unas bodas de oro tan guapos y en tan buen estado de salud como ahora y, por qué no, unas bodas de diamantes en las mejores condiciones posibles. Y juntos.

Gracias, mamá. Gracias, papá. Os quiero.

sábado, 2 de mayo de 2009

Voici Farid

Quienes siguen este blog habrán leído varias veces unos comentarios, siempre prudentes y apropiados, firmados por alguien que lo hace bajo el nombre de Farid. Pero, ¿quién es Farid?

Se trata de una de esas personas, de esos amigos, que he tenido la suerte de encontrar gracias a este blog. Un día recibí un correo electrónico de alguien a quien hasta entonces no conocía. Me dijo que se llamaba Farid, que vivía y trabajaba en España, que era analista, como yo. En correos posteriores me fue contando su búsqueda de la libertad, su ilusión en el matrimonio, su integración en la sociedad española. Detalles como sus paseos en patines, la preparación de la llegada de su esposa o el árbol de Navidad me llegaron muy, muy dentro.

Hace un par de meses tuve la suerte de conocer personalmente a Farid. Vino a Argel a realizar unas gestiones personales, con la vista puesta en retornar un día a la tierra que le vio nacer. Yo no estaba en esas fechas anímicamente demasiado bien y huí un poco de relacionarme, de ver a amigos y conocidos. Aún así, las ganas de conocernos pudieron más y nos citamos en la Placette de Hydra una tarde. Farid llegó acompañado de Omar, un amigo común que lucía por esas fechas una escayola en su hombro. Estuvimos charlando en el Lunch de Hydra, donde el camarero nos tomó una instantánea.

Nada más sacarnos la foto, Farid me dijo que me autorizaba expresamente a publicarla en el blog. Aún así, he preferido esperar un tiempo, para cuando le fuera realmente de ayuda recordar estos días pasados en Argel.

Ahora Farid está de nuevo en España, trabajando duro y tratando de resolver algunos asuntos personales que le han hecho sufrir estos últimos meses. Yo le deseo de todo corazón que le vaya muy bien.

Un fuerte abrazo, Farid.

viernes, 1 de mayo de 2009

Seguridad en el trabajo

Hace unos días salí con la cámara fotográfica a tomar algunas instantáneas curiosas de la vida argelina. Al poco de salir de casa me llamó la atención que estuvieran pintando de blanco el edificio de la Grande Poste, con dos andamios diferente. La imagen que llegó a mi retina fue la siguiente.
Sin embargo, había alguna cosa que me decía que aquello no era normal. No sé si un lector observador se detendrá como yo en los mismos detalles. A mí, desde luego, lo que más me asustó fue la falta de seguridad. Ofrezco una fotografía más cercana para que se observe mejor.
¿Así tampoco? Para mí hay dos motivos sorprendentes. Uno, los que están subidos al andamio; dos, los que están debajo sujetando la cuerda.

Veamos primero, ampliado, al que está arriba, con sus botas de seguridad, su casco, sus arneses y los dos pies firmes en la base andamio. Bueno, más bien todo lo contrario.
Tampoco es que el andamio como tal resultara un elemento seguro. Saqué una fotografía del otro, que era algo mejor y contaba con buenas poleas para la cuerda. Aún así, la base consistía en dos tablones de madera de diferentes dimensiones, mientras la barra lateral de seguridad se sujetaba con dos palometas o palomillas, que no sé cómo se llaman. Mención especial al equipamiento, no sé si es posible encontrar otro país en el que los pintores acaben con más pintura sobre sus ropas que sobre el elemento que teóricamnete tienen que pintar.
Luego se puede ampliar a los que están debajo, sujetando la cuerda, sin guantes por supuesto, para que no se caiga el andamio.
En esa imagen no se observa bien, pero lo que el de la izquierda lleva en su mano derecha no es precisamente la cuerda, sino un teléfono móvil con el que está enviando mensajes SMS. O así lo parecía, al menos, en la última fotografía, cuando se gira a la derecha para seguir escribiendo sin que le moleste el exceso de luz.

No esperé a sacar la fotografía de un pintor accidentado; simplemente me fuí del lugar con el corazón en un puño y la esperanza de que jornadas reivindicativas como la del 1 de Mayo sirvan también para terminar en el mundo con estas prácticas de jugarse la vida tontamente en un puesto de trabajo.